Nuestra era está enmarcada por el cambio y la incertidumbre. No es exagerado dirigir la mirada a los muchos paradigmas que parecían incuestionables hace unas décadas han caído por cuenta de fenómenos como la globalización, el cambio climático y hasta la reciente pandemia del covid-19.
Esta nueva realidad precisa de nuevas metodologías de enseñanza para su comprensión. Y es que en un mundo con tanta incertidumbre, donde se han roto tantos paradigmas y sistemas de creencias, es necesario innovar.
Un claro ejemplo son las metodologías educativas online, que han revolucionado los sistemas educativos en todo el mundo, ya que se adaptan mejor a las necesidades de la realidad actual, brindando una alternativa de formación, rompiendo las barreras de espacio y tiempo.
La pandemia aceleró este proceso, un estudio de Hootsuite y We Are Social, señala que los usuarios de la red crecieron a escala global por más de 330 millones durante el 2020, esto implica que actualmente 6 de cada 10 personas en todo el mundo tengan acceso a internet.
Las nuevas metodologías educativas van más allá de la virtualidad
Si bien tener en cuenta el crecimiento sustancial de la conectividad por persona, es preciso aclarar que las metodologías de enseñanza on line y presencial necesitan de otras estrategias para adaptarse a los retos y exigencias de la realidad actual.
Por esto es importante que todos los implicados en la enseñanza y aprendizaje conozcan estas nuevas metodologías y las integren con su contexto y realidad.
8 Metodologías educativas que todo profesor del siglo XXI debería conocer.
Algunas de estas nuevas metodologías son:
Steam
Aprendizaje basado en competencias
Aprendizaje basado en problemas
Aprendizaje basado en proyectos
Design Thinking
Aprendizaje a través del juego
Aula Invertida
Aprendizaje Cooperativo
STEAM como una de las metodologías educativas innovadoras reúne e integra varios aprendizajes.
Las nuevas tecnologías están cambiando los entornos educativos impulsando la motivación y los resultados académicos.
Esta metodología permite enriquecer la actividad y la interacción con los estudiantes. Estos se convierten en agentes activos del proceso de aprendizaje, pues ayudan a construir el conocimiento y no solo lo memorizan.
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